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Tutorial de Fotografia: 19. El Autofocus


Este post es el primero de una pequeña serie sobre el Autofocus (AF, de ahora en adelante), un útil automatismo de nuestras cámaras que aunque nos parezca increíble no ha existido siempre. ¿Cuándo fue el primero? ¿Qué cambios introdujo? ¿Qué consideraciones debemos tener en cuenta en su uso?


El primer AF data de mediados de los 80. Hasta entonces sólo existían lentes con foco manual (MF). Aunque los primeros modelos (como el Maxxum 7000 de Minolta) eran mucho más sencillos y menos fiables que los de hoy en día, lo cierto es que el AF introdujo cambios en la forma de fotografiar.

En un principio, los fotógrafos profesionales, educados en un mundo de MF, achacaban al AF la pérdida de oportunidades fotográficas por su lentitud y su poca eficacia. Un problema añadido era que aquellos primeros modelos con sistema de AF, sólo hacían foco en el punto central del cuadro. Todo esto resultaba en que los profesionales, sólo usaban el AF cuando disparaban fotos que no tenían demasiada importancia, manteniendo su técnica de MF para trabajar.

En la actualidad, los AF han evolucionado mucho y son capaces de hacer foco en múltiples puntos del cuadro. Dependiendo de la complejidad de la cámara empleada, la gestión de los puntos de enfoque será más o menos manual. Habitualmente la cámara nos permite elegir en qué punto hará foco. Algunos modelos muy sofisticados incluso detectan la dirección de la mirada para hacer foco en el punto de enfoque más próximo al lugar al que miramos.

Además, los primeros modelos de AF, generalmente, sólo hacían foco en el punto central del cuadro, por lo que su uso implicaba casi siempre el reencuadre usando el bloqueo del enfoque, esto es, el AF-LOCK.

EL BLOQUEO DEL ENFOQUE
El dominio del AF requiere una forma de trabajar determinada. Unas rutinas que, una vez asumidas, pondrán la herramienta a nuestro servicio y reducirán las probabilidades de errar de manera considerable.

Desde los primeros modelos de AF, que hacían foco solamente en el punto central del cuadro, hasta los actuales, más complicados, se ha hecho necesario el uso del bloqueo del enfoque. Se trata de una técnica consistente en conseguir enfocar el sujeto que queramos tener nítido y fotografiarlo evitando que el AF nos juegue una mala pasada.

¿Cómo nos puede jugar una mala pasada el AF? Pues enfocando continuamente sin que seamos capaces de fijarlo en el objeto que queremos. Ahí entra el AF-LOCK.

Esta técnica es imporante, pues hoy en día, pese a que los AF están muy perfeccionados, se sigue utilizando. Y no sólo con el enfoque, sino también cuando medimos la luz, esta vez, empleando el bloqueo de la exposición, AE-LOCK.

A la hora de disparar en modo AF, el objeto al que queramos disparar no siempre estará en uno de los puntos de enfoque de nuestra cámara. Además, acabarás observando que no todos ellos enfocan con la misma precisión. Generalmente, el más preciso es el punto central.

Imaginemos que llevamos nuestro AF programado para que enfoque con el punto central, porque creemos que con una lente determinada es el mejor, o el único como le ocurría a los primeros modelos de AF, y queremos fotografiar un objeto dejándolo en un lado del cuadro. ¿Cómo hacemos? Bloquearemos el enfoque con la función AF-LOCK (AF-L).

Esta funcionalidad de la cámara provoca que cuando lo accionamos, simplemente, el AF se bloquea. No sigue haciendo foco y queda fijado en eso en lo que nosotros hemos enfocado. Por tanto, sin dejar de pulsarlo, podemos reencuadrar, dejando en la zona del cuadro deseada el objeto enfocado desde el punto central, y disparar.

Recuerda:
1. Enfocamos con el punto de enfoque que por el motivo que sea más nos convenga.
2. Bloqueamos el enfoque con el AF-L.
3. Reencuadramos.
4. Disparamos.


Más sencilla en la práctica de lo que parece, esta técnica te facilitará mucho el uso del AF al fotografiar a objetos que no se muevan a gran velocidad.

Como parece lógico, no todos los modos de AF son iguales. Ése es tema para la próxima entrega de nuestro curso.



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