En esta entrega sobre el Autofocus (AF), vamos a entrar a exponer algunas consideraciones que habremos de tener en cuenta en su uso. Como decíamos en la primera parte, cualquier automatismo de la cámara requerirá de nuestro conocimiento y, sobre todo, de nuestra intervención para que lo pongamos a nuestro servicio.
El AF es una ayuda más, pero no una herramienta irrenunciable sin la cual no podemos fotografiar. Igual que en algunas ocasiones es conveniente fotografiar usando la cámara totalmente en modo manual, con el enfoque ocurre algo similar. No siempre será conveniente usar el AF, sino que en algunas ocasiones obtendremos mejores resultados con el foco manual (MF).
Piensa siempre que el AF no está dentro de tu cabeza, por lo que tenderá siempre a enfocar el sujeto más cercano o el más contrastado, que no tienen porque ser los que tú quieres. Por tanto deberás aprender a elegir las diferentes zonas de enfoque y a utilizar la técnica del bloque del enfoque, vista en la primera entrega del curso acerca del AF.
En la medida de lo posible, trata de emplear el modo de autofocus que se adecúe mejor al tipo de fotografía que estás haciendo.
Es importante que conozcas tus lentes. Es frecuente que las lentes sean más precisas enfocando en el centro que en los lados. Averigua cuáles son las particularidades de tus lentes y sé consciente de ello cuando las uses, lograrás unas imágenes mejor enfocadas.
Si tus lentes enfocan mejor en el centro evita hacer siempre composiciones poco atractivas que giren siempre en torno al centro de la imagen. No me cansaré de repetirlo, acostúmbrate a usar el bloqueo del enfoque (AF-LOCK).
Sé consciente de que no siempre vas a poder usar el AF. En condiciones de poca luz, las mejores lentes serán capaces de enfocar, pero una buena técnica ayudará a que lo hagan bien. Aprovecha las fuentes de luz que pueda haber a la misma distancia de la cámara que el sujeto al que vayas a fotografiar, será más sencillo enfocar sobre fuentes de luz que sobre un sujeto sin iluminar.
Algunas cámaras asisten el foco con una pequeña luz. Esto será adecuado para sujetos que estén muy cerca de la cámara, pero a más de 50 centímetros… Normalmente, los flashes externos suelen ser más eficaces en estas circunstancias. Si no quieres usar flash en la foto, una vez hayas enfocado, simplemente apágalo.
Al AF le cuesta enfocar sobre superficies blancas o sobre objetos brillantes y reflectantes. Tenlo en cuenta y ataja el problema. Enfoca en los alrededores de estas superficies si es lo que quieres fotografiar, procurando siempre que la distancia que hay entre el punto donde haces foco y la cámara sea similar a la distancia entre el sujeto a fotografiar y la cámara.
Otra situación complicada es cuando tratamos de hacer foco a través de un cristal, pues es probable que el sistema de AF entienda que lo pretendemos enfocar es la superficie de cristal. Para evitarlo, procuraremos acercarnos lo más posible a dicha superficie, en muchas ocasiones será suficiente.
Una vez más, ¡a practicar!
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