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Tutorial de Fotografia: 30. El balance de blancos - Uso creativo


En la primera parte de esta entrega del Curso de Fotografía acerca del balance de blancos, aprendimos el concepto de balance de blancos y qué logramos corregir con él.

Actualicemos el concepto: el balance de blancos sirve para que la cámara, actuando en luces con diferentes temperaturas de color, siempre interprete el blanco como lo que es: blanco. Y, a partir de ahí, calcule el resto de los colores, de forma que eliminemos dominantes indeseadas de color de nuestra foto.

Pero ¿y si no queremos que el blanco sea blanco? ¿Y si nos interesan esas dominantes? Puede que no siempre nos vaya a interesar reflejar la realidad con luz blanca.

Para muchos los mejores momentos del día para fotografiar son el amanecer y el atardecer. En ambos casos la luz pasa por tonos amarillentos, anaranjados e incluso rojizos y, con ella, los blancos se verán influídos por esas dominantes.

Hacer un balance de blancos manual para que todos los objetos pierdan la temperatura de color de la luz del amanecer y se vean como si fueran iluminados por luz blanca ¿sería conveniente? Si lo fuese, nadie madrugaría para hacer fotos al amanecer, ¿no?

Por tanto, el balance de blancos es una herramienta muy útil para representar los colores con fidelidad a la percepción humana. Pero también puede ser tenido en cuenta como otra herramienta disponible para interpretar lo que tenemos frente a nuestra cámara. Puesto al servicio de nuestra creatividad, nos permite dar una visión subjetiva de las cosas.

Retomemos la imagen empleada en la anterior entrega del curso.



Estas fotos fueron tomadas en una tarde nubosa. Si nos fijamos, esas que fueron tomadas con un preset de balance de blancos con una temperatura de color similar a la existente, tienen un color bastante fiel a lo que percibimos.

Sin embargo, si nos vamos a los extremos del cuadro (presets de tungsteno y de sombras) observamos que una imagen muestra una dominante azul muy acusada y la otra una dominante anaranjada.

¿Qué significa esto? Que si hacemos una foto con el balance de blancos calibrado para una temperatura de color mayor a la correspondiente, la foto tenderá al naranja. Y al contrario, si calibramos el balance de blancos para una temperatura de color menor a la de la escena, la foto tenderá a azul.

Efectivamente, ya calibres manualmente la temperatura de color o hagas un balance de blancos sobre un “blanco”, manejando estos conocimientos lograrás crear el ambiente que quieras. Reduciendo dominantes de color en la medida que quieras o convirtiendo una tarde normal en un atardecer. Las opciones son casi ilimitadas. Como siempre, ¿el truco? Practicar, practicar y practicar.



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